Riesgo cardiovascular

Se entiende como riesgo cardiovascular los factores que influyen negativamente en el buen estado de salud del sistema cardiovascular, es decir, el impacto negativo que afecta a corazón y arterias principalmente.

Existen riesgos que son modificables y otros que no. Haremos hincapié en los riesgos modificables.

  • Estilo de vida: fumar, sedentarismo, dietas desequilibradas, bajo consumo de frutas y verduras
  • Problemas de salud como: hipertensión arterial, diabetes tipo II, hipercolesterolemia (colesterol elevado en sangre), obesidad (IMC >25). Tener al menos 3 de estos puntos se conoce como el Sd X o Sd metabólico y no es necesario que los niveles sean especialmente elevados sino que un ligero nivel elevado de colesterol, con una hiperglucemia moderada y unos kilos de más, afectan significativamente sobre el estado de salud.

Si no se toman medidas preventivas, y además el individuo tiene antecedentes familiares con estas patologías, se multiplica el riesgo de padecer problemas cardiovasculares.
Los problemas más frecuentes y graves son: infarto de miocardio, angina de pecho e ictus o infarto cerebral. Constituyen la principal causa de muerte en nuestro país. También la mujer durante el embarazo y a partir de los 45 años, coincidiendo con los cambios hormonales, presenta un mayor riesgo cardiovascular.

Una forma de medir el riesgo cardiovascular es con la obesidad central. Se mide el perímetro de cintura, si el resultado es superior a 102 cm para hombres y 88 cm para mujeres, el riesgo es significativo.

En general, modificando los hábitos higiénico-dietéticos que conduzcan a un estilo de vida saludable, se pueden reducir los factores de riesgo cardiovascular. Esta modificación pasa por:

  1. Reducir los alimentos superfluos: aportan cantidad de energía, azúcar simple, grasas saturadas, colesterol sin ningún valor nutritivo añadido. Es el caso de los dulces, pastelería, salsas, embutidos grasos, azúcares y aceites.
  2. Aportar fibra alimentaria en forma de verduras y frutas frescas y de temporada preferiblemente, así como alimentos integrales y semillas.
  3. Aportar omega 3 a la dieta, con pescado azul (tomar 3 veces a la semana: sardinas, boquerones, anchoas, salmón, atún, jurel, pez espada…), frutos secos crudos, aceite de oliva crudo.
  4. Reducir el peso en caso de obesidad. Los valores que miden el peso saludable medio es el IMC y debe estar aproximadamente entre 20 y 25. La fórmula para calcular tu IMC (Índice de Masa Corporal) es dividiendo tu peso en kg por tu altura multiplicada al cuadrado, expresada en metros. Ejemplo: Una mujer adulta pesa 60 kg y mide 1,50 m. El cálculo es el siguiente: 60 / 1,50(2) = 60 / 2,25 = 26,6 IMC (ligero sobrepeso)
  5. Limitar el consumo de alcohol y tabaco.
  6. Realizar alguna actividad física constante a lo largo de la semana.
  7. Control de la tensión arterial. Los valores normales según la OMS son 140-80 mg Hg

Siempre que sea necesario, aún con estas medidas preventivas, el médico pautará la medicación correspondiente.

No olvides realizar un chequeo médico cada 6 meses si tienes algún factor de riesgo cardiovascular.

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